miércoles, 3 de agosto de 2011

Reyerta de banderas

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Nueva victoria española en futbol, esta vez en la modalidad sub'19, que asegura a España ser la principal potencia hegemónica de este deporte al menos durante una década. Paradójicamente, cuando se vive el momento más dulce en los deportes de equipo, se sufre la situacíón económica más amarga desde la transición.

Memoria viva de estos casi 40 años de democracia resulta el debate mal cerrado del café para todos. Mientras el Gobierno transitorio de ZP exige a las Comunidades Autónomas el retorno de dinero avanzado según las optimistas previsiones económicas, estas últimas piden que se descuente del fondo de competitividad que el Gobierno les adeuda. Y la deuda española está en las nubes, y en las celebraciones deportivas se prohibe a los jugadores exhibir otra bandera que no sea la rojigualda.

Caso aparte devienen las enseñas regionales. Algo falla en un país que, en sus celebraciones deportivas, escaparate patrio hacia el mundo, se prefiere esconder la bandera nacional para poder (re)lucir multitud de banderas autonómicas. Pero, ojo, que no solo generan polémica enseñas "díscolas" como la catalana o vasca, sino que también molesta en la meseta ver anudadas a la cintura de los campeones incluso las banderas andaluza y asturiana. Recordemos al lector que el caso español de exhibición multinacionalista no tiene comparación posible en el resto del mundo; somos un rara avis internacional.

Pero, ¿qué se ha hecho mal para que exista esta opinión, minoritaria pero significativa, contraria a la exhibición pública de la rojigualda? ¿Cómo esta opinión ha rebosado desde posiciones periféricas históricas (es decir, catalana y vasca) hasta regiones tan "españolas" como Asturias, Canarias y Andalucía? Desde nuestra posición periférica, amics meus, creeremos inconscientemente, y seguramente de manera errónea, que ondear la senyera tiene más significado y sentimiento que haciéndolo con la andaluza. Esto aquí, pero hay en la Meseta ciertos sectores, minoritarios pero significativos, que juzgan de igual y severe manera el exhibir franjas verdes o cruces magenta, y que aplauden las maneras del entrenador español. Pero no le hacen ascos a banderas no oficiales con muestras taurinas...



El "problema catalán", a ojos españolistas, se extiende como la pólvora, y debe ser frenado y extirpado de raíz. Esa será en parte la receta contra la crisis del próximo gobierno de Rajoy; devolución de competencias al gobierno central, recortes sociales y obediencia ciega a la germana Europa.

Se cultiva la imagen de futuro, para más allá de la crisis, de que España, vista su poca voluntad plurinacional, solo pueda llegar a funcionar en su máxima eficacia con un modelo de estado centralista, al estilo francés. Cala hondo el mensaje en la meseta, y ahoga las demandas dialogantes de los nacionalistas periféricos. Debe haber un cambio de concepto, piensan todos. El problema es que cada cual estira en su dirección. Y así, a ver tú cómo salimos de la crisis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario