lunes, 6 de febrero de 2012

De congresos descafeinados (I)

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

El principal afectado por el tsunami azul de las pasadas elecciones generales es, obviamente, el PSOE. Apartado de todos los resortes de poder a nivel nacional, y esperando la anunciada debacle en su feudo andaluz, solo gestionará (y de manera compartida) el Gobierno Vasco. Triste bagaje del partido que una vez gobernó todo lo gobernable. El lector dirá que esto es normal, que se debe a los vaivenes electorales, las tendencias de voto y la crisis económica. Pero no, no es solamente eso.

El PSOE, como buen ejemplo de partido socialdemócrata europeo, vive una muy preocupante crisis de identidad y de ideario. El “de dónde venimos” está claro; lo que falla es el “a dónde vamos”. Y lejos de aprovechar la ocasión del congreso extraordinario para plantear un serio debate sobre el futuro o un brain-storming de nuevas ideas, dedicarán este evento a confrontar las dos viejas imágenes del PSOE.

Rubalcaba, candidato de lo que se denomina el “aparato”, encarna el alma socialista pura y llanamente española, muy en la línea de Bono, Ibarra y compañía. Suya es la concepción de una nación de izquierdas centralista, un calco del modelo francés de entre guerras. Unidad de programa, unidad de planteamientos, seriedad y experiencia, responsabilidad y senectud: Alfredo tendrá 64 y medio cuando se celebren las próximas elecciones generales.

Chacón, la (antigua) delfín de Zapatero, encarna esa ola de modernidad, de intelectualidad de izquierdas más allá del patriotismo; por sino fuera poco hándicap su condición de mujer y de catalana (España es, ante todo, un país profundamente machista y tradicionalista), defiende un modelo (ligeramente) federalista cuyo énfasis no deja de remarcar constantemente. Aúna los apoyos de los sectores más izquierdistas y más federalistas, y de aquellos que, como Tomás Gómez (secretarios del PSOE de Madrid), están enfrentados al aparato socialista. Es el de Chacón, más que un movimiento heterogéneo, una amalgama de antis y contras.

Recordemos por un momento el último congreso socialista que eligió secretario general a Zapatero. En este congreso se presentaron cuatro candidatos. Uno era el oficialista, el candidato del aparato: José Bono. El segundo en discordia era un desconocido diputado por León que sumaba apoyos de las más reformistas tendencias dentro del socialismo. La tercera candidata era una sparring del sector guerrista (de Alfonso Guerra), que la podríamos catalogar como la izquierda de la izquierda. La última candidata, representándose a sí misma, era Rosa Díez, que podríamos decir que era la derecha de la izquierda, o la izquierda más nacionalista.

De los cuatro candidatos, el que ganó (ZP) gobernó y sumó a su gobierno a su principal opositor (Bono), en un gesto sumamente táctico (“Ten cerca a tus amigos, pero más a tus enemigos" dicen que dijo Sun Tzu). La guerrista pasó a tercer plano, y Rosa Díez se fue del PSOE y fundó, con suerte dispar, UPyD. Ese congreso sí fue catártico, y significó el triunfo del socialismo plural en contraposición al tradicionalismo y nacionalismo español. Hasta que llegó la crisis.

En el congreso actualidad, difícilmente un candidato se podía imponer con facilidad al otro. Difícilmente alguno de los dos podría ser una buena elección como líder socialista. Mientras Alfredo y Carme se pelean, el PSOE se oxida y aumenta el peligro de seguir la senda de UCD (que, en una legislatura, pasó de gobernarlo todo a desaparecer como partido).

Y mientras, el militante socialista espera al único valor en alza: Eduardo Madina.

1 comentario:

  1. esta clar que hauras llegit el arte de la guerra, i no ho hauràs sentit a el padrino2!!!!!!

    jo tinc el presentiment dun avefenix! resurgira fijo!!

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