lunes, 31 de enero de 2011

Hostilidad hacia lo blanco

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Hoy por hoy, el equipo de fútbol más odiado en las Españas es, sin duda, el Real Madrid. Quedan lejos aquellas ligas donde el equipo de la capital, orgullo patrio castizo, era recibido con aplausos en (casi) todos los campos de la Liga. Queda lejano también cuando la selección española era vertebrada y completada con jugadores merengues. Y queda anticuado su himno, donde se hace gala de respeto por los rivales y caballerosidad en el juego.

Tal vez mi visión esté sesgada y influenciada por mi confeso culerismo, y vea como real aquello que deseo, pero, oye, a mí me da que al Madrid no lo quieren allá donde vaya. Como se dice siempre, la crisis viaja en Puente Aéreo, y el Barça y el Madrid son vasos comunicantes. Por tanto, si decrece la admiración hacia el Madrid y crece la animadversión hacia lo merengue, el espacio vacío que éste ocupa solo lo puede llenar el F.C. Barcelona.

Esta manía de la que se hace gala en los campos españoles contra el Madrid no nació ayer. Llevan tiempo currándoselo, ganándoselo con favoritismos federativos, actitudes de jugadores, políticas soberbias de fichajes y, como colofón, un entrenador que nada tiene que ver con los buenos de Del Bosque o Pellegrini. Eso a nivel de club, porque a nivel mediático, la campaña de acoso y derribo que emprendió la caverna contra Guardiola, y que aún continúa, no hace más que acentuar ese desprecio hacia el Madrid y su entorno que cualquier amante y forofo del deporte rey debe sentir.


Hostil fue el Reyno de Navarra, como de costumbre, pero también lo fue el Sánchez Pizjuán, el Molinón, e incluso el Coliseum Alfonso Pérez, campos tradicionalmente propicios para los blancos. Al Madrid se la tienen jurada muchas aficiones, porque lo ven débil, pero soberbio, tocado, pero chulesco. Y Cristiano no ayuda.
Vale, es un jugadorazo. Pero todo lo que tiene de buen jugador lo tiene de mala persona (no es que sea malvado, es que es egoísta por naturaleza, Carbonero dixit). Ayer en el antiguo Sadar, se encaró con el Rifle Pandiani y le preguntó, con aires de superioridad, que cuánto cobraba. (Aquí los de Crackòvia fueron unos visionarios, pues siempre imitan a Cristiano diciendo "barato" a quien quiere insultar). Pero no sólo es este comentario: a Pedro, nuestro Pedro, le preguntó en el campo "y tu, ¿quién eres?", a lo que el canario le contestó, bordando la genialidad: "yo, campeón del mundo, ¿y tú?"

Cristiano ha sido el único que ha sacado de quicio a Iniesta, que todo el mundo sabe que, de nervio, poco. CR se mete con el público, ya sea el Calderón o San Mamés, vacila a los recoge-pelotas, falta al respeto a sus compañeros, rivales o no, y aún tiene las santas narices de quejarse como un poseso cuando le hacen una falta a destiempo. Quién siembra vientos... ¿De verdad el Madrid quiere que la chulería, la soberbia, el mirar por encima del hombro, la provocación y la mala educación sean valores asociados a su imagen?

Y Mou no se queda corto, por supuesto. Ya sabíamos que es un provocador, y algunos creíamos que lo hacía porque de esta manera aliviaba la presión hacia sus jugadores, concentrando la ira de la afición contraria en su persona. Pero esa excusa se ha quedado obsoleta: él es así, no hay motivo de fondo. No lo hay porque no sólo provoca a la prensa y afición contraria: ningunea a sus propios jugadores (Pedro León, Canales, Morata, Benzemá...), al director técnico de su equipo, a la prensa afín al no dar ruedas de prensa ("salgo a hablar cuando quiero yo, no cuando queréis vosotros...", y otras lindeces).

Todo está motivado por una espiral de desesperación ante la falta de juego y resultados, que bien se podría parar ganango un título importante. Pero el mal ya está hecho: el Madrid ha perdido el favor de España. El Madrid ha perdido su trono como rey del fútbol español. No me atrevería a decir que el Barça lo ha ocupado (ni quiera hacerlo), pero tal vez hoy España, futbolísticamente hablando, ha pasado de una monarquía absoluta a una república democrática.

Dice el himno del Madrid...

Club castizo y generoso,
todo nervio y corazón,
veteranos y noveles,
veteranos y noveles,
miran siempre tus laureles
con respeto y emoción
.

¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!
Noble y bélico adalid,
caballero del honor.
¡Hala Madrid!, ¡Hala Madrid!
A triunfar en buena lid,
defendiendo tu color

¡Hala Madrid!, Hala Madrid!, Hala Madrid!
Enemigo en la contienda,
cuando pierde da la mano
sin envidias ni rencores,
como bueno y fiel hermano
.


lunes, 24 de enero de 2011

La rosa se amustia

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

La izquierda está en crisis, aquí y en el resto de Europa. No se me entienda mal: todo el mundo está en crisis, pero la izquierda que es capaz de gobernar está peor. Y va más allá de la debacle financiera o de los desbarajustes electorales. La socialdemocracia ha perdido el norte y el sentido, y anda errática en el tablero político, sin contar con propuestas propias ni ideas actualizadas.

La socialdemocracia, en contraposición al conservadurismo y liberalismo, defendía tres pilares básicos: una economía mixta público-privada, un estado del bienester con ayudas y prestaciones a los más necesitados, y una mezcolanza entre laicismo, secularización y recaudación de impuestos en tramos progresivos. Pues bien, hoy, en pleno siglo XXI, hemos alcanzado tales metas. Y lo que deberíamos considerar como una victoria de la socialdemocracia: todos los partidos, de un lado a otro del arco parlamentario, comparten estos puntos en sus programas.

Imaginemos dos hipótesis. La primera es una sociedad con una alta tasa de inmigración. Se presenta a las elecciones un partido que aboga por la expulsión de todos los inmigrantes. Ese partido gana en los comicios, forma gobierno y expulsa a los no nativos. En las siguientes elecciones, ¿tiene sentido que vuelva a presentarse, si no tiene nada nuevo que ofrecer?

La segunda hipótesis: una región cuenta con un partido independentista, que arrasa en las elecciones locales. Con las masas a favor, convoca un referéndum de independencia y lo gana. Nace un nuevo estado. En las primeras elecciones que se celebran, ¿tiene sentido que este partido vuelva a presentarse, si ya ha conseguido el objetivo que le daba sentido?

Por tanto, una vez que nuestra sociedad cuenta con una economía de libre mercado, con organismos públicos reguladores, con asociaciones que defienden los derechos de los usuarios, clientes y trabajadores, con un estado que garantiza las pensiones, las contraprestaciones por desempleo, las ayudas por invalidez o minusvalías, con impuestos proporcionales a la riqueza del contribuyente... ¿tiene sentido ser socialdemócrata? ¿No lo somos todos?

Por ello, y aunque la socialdemocracia haya conquistado sus principales metas y, más meritorio, haya naturalizado y fundido los derechos sociales con los derechos civiles y políticos, su éxito ha supuesto su muerte, su sin sentido, su inutilidad.


"Eso pasa con todas las ideologías", pensará el lector. Podría ser, pero no es lo que se traduce de la voluntad de las urnas. Los partidos neo-comunistas o ecologistas aportan nuevas ideas desde la extrema (que no extremista) izquierda, anuando derechos individuales y de sostenibilidad. Los liberales emergen como catalizadores de la comunión entre las crisis y el capitalismo, a la vez que critican el intervencionismo del estado. Los conservadores recuperan (no innovan, renuevan) como bandera el nacionalismo, el orden y la tradición. ¿Y la socialdemocracia?

Sólo seis de los 27 países de la Unión Europea son socialdemócratas, entre ellos (tomemos nota, porque aunque no haya relación, no deja de ser irónico) España, Portugal y Grecia. Todos los cargos de relevancia de la Unión Europea son ocupados por conservadores o liberales: la Presidencia de la Unión (Van Rompuy), de la Comisión (Durão Barroso), del Europarlamento (Buzek), del Eurogrupo (Juncker)...

Y mientras, en Catalunya, el PSC sufrió un batacazo electoral del que aún no se han repuesto, y lo que es peor, aún no se han dado cuenta de lo que ha significado obtener el peor resultado de su historia ("jugamos como siempre," dicen los socialistas, "y perdimos como nunca").

Que las encuestas sitúen a Xavier Trias tan por delante del candidato socialista a la alcaldía de Barcelona (sea Tura, exalcaldesa de Mollet!!, o Hereu) es denigrante para la ciudad, pero más lo es para el PSC. Que Mariano Rajoy pueda ganar las elecciones por mayoría absoluta (la mayor de la historia, dicen algunos) es vergonzoso para España, pero aún más para el PSOE.

Se buscan refundadores de ideologías con urgencia. Abstenerse miembros jóvenes del partido.

martes, 18 de enero de 2011

La encrucijada de las 17

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

La crisis financiera no ha hecho más que acentuar otra crisis que veníamos arrastrando desde hace años: la crisis política. Con una opinión pública (u opiniones) cada vez más alejada de la casta gobernante, el descrédito se acelera y Túnez nos parece más cercano, salvando, como no, las distancias mediterranias.
Dentro del pack de la tontuna política, quienes sufren peores males de cabeza no son otros que los dirigentes del Partido Socialista. Están totalmente desorientados (más que el propio país), dando tumbos mientras cavan sus tumbas (políticas). Son, por así decirlo, como un extra malo de The Walking Dead en los pasillos del Congreso.

Pues bien, ahora ZP, ese hombre capaz de opinar lo contrario, lo inverso, y de nuevo lo opuesto en tan solo cinco minutos de reloj, se ha apuntado a esta nueva moda de la meseta en culpar de los desmanes de la crisis a las autonomías, tendencia iniciada por El Mundo, la Zorra de España y sus secuaces, seguida de cerca por el Partido Popular. Sí, ZP, el hombre de la España plural, el Presidente que dijo que el concepto de nación española era relativo, el que prometió apoyar el estatuto. ZP, como cuando recorta gasto social siendo socialista, se encumbra en el paradigma de la crontradicción y proclama: ¡Ojo! ¡España una y no 51!

Hace ya unos treinta años, después del golpe de estado del 81, se intentó una recentralización del estado en detrimento de las recién creadas autonomías, la conocida como LOAPA (o LOHPA en catalán), ley bendecida tanto por el PSOE como por UCD. En esa época, ironías de la historia, fue el Tribunal Constitucional quién paró los pies al Gobierno para gran alivio de las Españas periféricas: se abortó una borbonada en toda regla, una involución autonómica. Fue una encrucijada en el camino, que pudo haber sido de otra manera bien distinta.


De nuevo, vemos como tanto la izquierda como la derecha (y la extrema derecha) pretenden recortar competencias en busca de un cabeza de turco, como si las autonomías fueran las culpables de algo. ("No se pueden tener 17 defensores del pueblo, ni 17 presidentes..." dicen, como si el número 17 fuera ya de mal agüero, el número del diablo, o peor, el número de la crisis financiera). Pues, ¿sabéis qué? Voy a rebatir estos argumentos con una sola frase: el Gobierno Central gasta el 20% de todos los impuestos recaudados, mientras su deuda representa el 60% de toda la deuda de todas las administraciones. O lo que es lo mismo: el Gobierno Central se queda con un de cada cinco euros recaudados para sus competencias, pero casi 2 de cada 3 euros que el Estado debe corresponde al Gobierno Central. O sea, que quién derrocha es la Administración estatal. Quizás sí que deberíamos reformular España, sí... pero hacia otro lado.

Pero no se convencerá la meseta de tal cosa, no. Ellos creeran fervientemente que la culpa es de las autonomías. Pero no las suyas, no, la culpa no es de Madrid, o de Valencia, o de Andalucía, o La Rioja. La culpa es de la madre de todas las autonomías: Catalunya. Ella es el objetivo prioritario, y hacia ella van las advertencias. No era suficiente el recorte del TC, ni la financiación "solidaria" que nos ha llevado a emprestarnos. Ahora la amenaza viene por ley.

Y mientras, aquí pelamos la pava. Artur I, el guapo, Príncipe Encantador, les advierte: "sobran autonomías, pero no la nuestra". Si no hay concierto, adiós música. Si hay recorte, adiós España. La encrucijada de las 17 promete ser apasionante.

lunes, 10 de enero de 2011

Alto el terror

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Al fin llegó el anuncio de ETA: alto el fuego permanente. Parece que los ni-ni's etarras ya no quieren jugar más al ratón y al gato porque están llevando las de perder, y se dan cuenta de que su juego no les lleva a ningún lado, salvo a la cárcel.

Todo el mundo sabía que la noticia era cuestión de tiempo, desde aquella declaración de tregua indefinida que anunciaron el pasado septiembre. Lo único que se ignoraba era cuándo se iba a publicar (vamos, como lo del balón de oro, que se sabe unos meses antes quienes son los finalistas para recibir el premio).

Creo que los motivos por los que se declaró la tregua en su momento continúan siendo válidos para el anuncio del alto el fuego (alto el terror, se debería decir): la falta de recursos financieros, la no consecución de ninguno de sus objetivos políticos por medio de la violencia, y sobre todo lo demás, la presión policial a la que ETA estaba siendo sometida (¿tiene el CNI un topo en la organización? ¿Cómo se explica que, recién constituida una cúpula, sea detenida? ¿Lo sabremos algún día, como supimos la heroicidad de Mikel Lejarza, el "Lobo"?).

Respiran aliviados los amenazados en Euskadi, pues por fin podrán salir a la calle sin el temor de un tiro en la nuca de improviso, sin tener que mirar debajo del coche constantemente, sin haber de desconfiar de todo aquel que se les queda mirando por casualidad en la calle. Dioses, debe ser tan descorazonador haber de (sobre)vivir con ello!

Si se me permite la frivolidad (qué coño! si el blog es mío! es como mi scatergoris! Pulpo como animal de compañía!), mala noticia para el señor Mayor Oreja y su negocio de escoltas, que se tendrá que buscar trabajo, muy a su pesar, lejos de aquí, tal vez en Arizona (o en EEUU en general). Y buena noticia para las arcas del Estado, que en estos momentos de crisis, cualquier reducción de gasto es bienvenida.

Pero ahora que ETA ha hecho su movimiento, es el turno del Estado. ¿Se legalizarán de nuevo los partidos abertzales? ¿Se acercarán los presos etarras a las cárceles de Euskadi?. Ambas exigencias son justas: su no cumplimiento actual es síntoma de una excepción democrática que, con un alto el fuego, debería ser eliminada. ¿Habrá más contrapartidas? ¿Se establecerá un proceso negociador con una meta más ambiciosa? ¿Qué puede ofrecer España, si no es la aceptación del derecho a la autodeterminación?

Por otro lado, ¡los etarras son cutres a más no poder!. El decorado de sus declaraciones siempre es el mismo, sus discursos son repetitivos y sus gestos, trasnochados. Eso del puño en alto es irrisorio. Y decir ahora que "el conflicto" se debe solucionar pacíficamente... ¿ahora, no?. Vaya panda de niñatos... Incluso, si uno se fija en el final del vídeo de la declaración, se da cuenta que el etarra de la izquierda, cuando lo del puño, va muy desincronizado, tanto cuando lo levanta como cuando lo baja. Debe ser el patosillo de la banda. (Jo, qué gustazo eso de burlarse de un tío que te puede pegar un tiro! Claro, como están en alto el fuego...)

En fin, podría ser una buena noticia, si no fuera por el hecho de que, precisamente, este tipo de noticias se producen porque previamente había otras de nefastas: que aún haya gente que defienda la vía armada, el terror contra la población de a pie, el chantaje y el asesinato para defender sus ideas.

Hoy el hombre es menos lobo para el hombre. Pero continuamos aullando, aun sin luna llena.

viernes, 7 de enero de 2011

Y si cae Portugal...


Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

La situación económica es grave, eso lo sabe hasta el más aislado. Llevamos tres años de crisis, y los brotes verdes que anunciaron a principios de 2009, o se han marchitado o no han crecido lo suficiente. Esta crisis financiera mundial coincidió en España con la crisis inmobiliaria, se lastró el consumo interno y las PYMES comenzaron a cerrar.

Catalunya, tantas veces llamada el motor de España, se ha librado de la crisis financiera (más que nada, por la ausencia de grandes bancos, y por la solvencia teórica de sus cajas), le ha tocado de refilón la burbuja inmobiliaria (tampoco cuenta con grandes constructoras), pero se ha llevado la peor parte en la destrucción de las pequeñas y medianas empresas, tanto del sector industrial como de servicios. Con todo, en 2010 ha sido la autonomía donde menos ha crecido el paro (a penas mil parados más), y donde más nuevas empresas se han creado.

Ahora el problema nos viene del déficit de las administraciones públicas. Estas, viendo el panorama, intentaron amortiguar el golpe a base de ayudas, incentivos e inversiones, mientras los impuestos de los ciudadanos descendían. El déficit era claramente previsible, e incluso económicamente tolerable. Pero no se contaba con que el Directorio Europeo, esa alianza franco-alemana (o carolingia, como nos diría Enric Juliana) iba a apretar las tuercas de los países más débiles (o sea, los PIGS: Portugal-Irlanda-Grecia-Spain) con amenazas más o menos veladas de una intervención económica que eliminaría de un plumazo cualquier independencia de los estados.


Cayó Grecia, porque falsificaron las cuentas. Cayó Irlanda, en medio de su particular crisis constructora-financiera. Y dicen las malas lenguas, o los más expertos (sí, aquellos que no supieron prever lo que se nos venía encima) que en marzo caerá Portugal. Y si cae Portugal, España se verá condenada a postrarse de rodillas, suplicando que se le de margen hasta que los motores internos y europeos tiren de la locomotora.

¿Por qué puede afectar tanto que caiga Portugal? Dos razones: nuestros bancos, y nuestro comercio. El sistema financiero español ha resistido medianamente bien la crisi mundial: un sistema bien regulado por el Banco de España desde la época de la Transición, y un reajuste a tiempo de las pequeñas cajas de ahorros (fusiones, opas y adquisiciones exprés para evitar que las diminutas entidades financieras fueran arrastradas por la corriente destructiva). Pero siempre quedará Portugal. Los grandes bancos españoles tienen sus principales intereses fuera de España: América latina, gran despensa española, no se ha visto afectada, y eso nos ha salvado. Pero los grandes bancos también tienen grandes intereses en Portugal. Y si Portugal cae...

Por otro lado, la interdependencia comercial con la Lusitania es enorme: la mitad de las importaciones portuguesas proceden de España (para contrastar, Catalunya solo importa de España un tercio...). "Si queremos, podemos comprar Portugal", se decía en las elites económicas españolas antes del batacazo de 2008. Pero si Portugal cae...

Mientras, la alianza franco-alemana, controladora de Europa y del euro, hace lo mejor para sus intereses: el banco americano compra deuda americana, el banco británico compra deuda británica, el banco chino compra deuda china... el banco europeo no compra deuda de los países europeos. Europa decide quién se salva y quién se condena. Y si Portugal cae...


Pero Alemania, la Catalunya de Europa, no está tan bien como nos hacen ver. Oficialmente, tienen tres millones de parados, un 7,7% (mientras España llegan a cuatro millones y rozando el 20%, pero el arraigo familiar mediterranio y su capa protectora evitan que un 20% sea sinónimo de bancarrota, como pasaría por ejemplo en Alemania). Pero son unas cuentas engañosas: con que alguien trabaje una hora a la semana ya no se le cuenta como desempleado. Los parados de más de 58 años tampoco se cuentan, ni menos aquellos parados enfermos a cargo de otras instituciones. Algunos sociólogos alemanes dan la cifra real de parados en torno a los cuatro millones y medio: casi un 12% de la población activa desocupada. Maquillaje en la locomotora.

Por otro lado, la precariedad laboral ha crecido espectacularmente en el paraíso germano: en diez años, los sueldos se han reducido un 4,5%, mientras en el resto de Europa crecían. Entre 1995 y 2010, la gente que tenía un sueldo considerado bajo (un mileurista de allí, por así decirlo) subió del 15% al 25%. De los 400.00 nuevos empleos creados en 2010, la mitad son empleos precarios, y la tendencia se acentúa.

Mientras que en 2008 un 3,7% de los trabajadores alemanes tenían un segundo empleo, a finales de 2010 esa cifra llegaba al 15%. Y prueba de esa precariedad alemana es que el consumo interno se estanca: las exportaciones, que en 1990 representaban el 25% del PIB alemán, ahora llegan al 48%. La mayor proporción del mundo. Caminan entre rosas, pero rodeados de espinosos barrancos. Y si cae Portugal, y luego cae España...

Auf Wiedersehen, Europa? Tschüss, euro?