viernes, 7 de enero de 2011

Y si cae Portugal...


Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

La situación económica es grave, eso lo sabe hasta el más aislado. Llevamos tres años de crisis, y los brotes verdes que anunciaron a principios de 2009, o se han marchitado o no han crecido lo suficiente. Esta crisis financiera mundial coincidió en España con la crisis inmobiliaria, se lastró el consumo interno y las PYMES comenzaron a cerrar.

Catalunya, tantas veces llamada el motor de España, se ha librado de la crisis financiera (más que nada, por la ausencia de grandes bancos, y por la solvencia teórica de sus cajas), le ha tocado de refilón la burbuja inmobiliaria (tampoco cuenta con grandes constructoras), pero se ha llevado la peor parte en la destrucción de las pequeñas y medianas empresas, tanto del sector industrial como de servicios. Con todo, en 2010 ha sido la autonomía donde menos ha crecido el paro (a penas mil parados más), y donde más nuevas empresas se han creado.

Ahora el problema nos viene del déficit de las administraciones públicas. Estas, viendo el panorama, intentaron amortiguar el golpe a base de ayudas, incentivos e inversiones, mientras los impuestos de los ciudadanos descendían. El déficit era claramente previsible, e incluso económicamente tolerable. Pero no se contaba con que el Directorio Europeo, esa alianza franco-alemana (o carolingia, como nos diría Enric Juliana) iba a apretar las tuercas de los países más débiles (o sea, los PIGS: Portugal-Irlanda-Grecia-Spain) con amenazas más o menos veladas de una intervención económica que eliminaría de un plumazo cualquier independencia de los estados.


Cayó Grecia, porque falsificaron las cuentas. Cayó Irlanda, en medio de su particular crisis constructora-financiera. Y dicen las malas lenguas, o los más expertos (sí, aquellos que no supieron prever lo que se nos venía encima) que en marzo caerá Portugal. Y si cae Portugal, España se verá condenada a postrarse de rodillas, suplicando que se le de margen hasta que los motores internos y europeos tiren de la locomotora.

¿Por qué puede afectar tanto que caiga Portugal? Dos razones: nuestros bancos, y nuestro comercio. El sistema financiero español ha resistido medianamente bien la crisi mundial: un sistema bien regulado por el Banco de España desde la época de la Transición, y un reajuste a tiempo de las pequeñas cajas de ahorros (fusiones, opas y adquisiciones exprés para evitar que las diminutas entidades financieras fueran arrastradas por la corriente destructiva). Pero siempre quedará Portugal. Los grandes bancos españoles tienen sus principales intereses fuera de España: América latina, gran despensa española, no se ha visto afectada, y eso nos ha salvado. Pero los grandes bancos también tienen grandes intereses en Portugal. Y si Portugal cae...

Por otro lado, la interdependencia comercial con la Lusitania es enorme: la mitad de las importaciones portuguesas proceden de España (para contrastar, Catalunya solo importa de España un tercio...). "Si queremos, podemos comprar Portugal", se decía en las elites económicas españolas antes del batacazo de 2008. Pero si Portugal cae...

Mientras, la alianza franco-alemana, controladora de Europa y del euro, hace lo mejor para sus intereses: el banco americano compra deuda americana, el banco británico compra deuda británica, el banco chino compra deuda china... el banco europeo no compra deuda de los países europeos. Europa decide quién se salva y quién se condena. Y si Portugal cae...


Pero Alemania, la Catalunya de Europa, no está tan bien como nos hacen ver. Oficialmente, tienen tres millones de parados, un 7,7% (mientras España llegan a cuatro millones y rozando el 20%, pero el arraigo familiar mediterranio y su capa protectora evitan que un 20% sea sinónimo de bancarrota, como pasaría por ejemplo en Alemania). Pero son unas cuentas engañosas: con que alguien trabaje una hora a la semana ya no se le cuenta como desempleado. Los parados de más de 58 años tampoco se cuentan, ni menos aquellos parados enfermos a cargo de otras instituciones. Algunos sociólogos alemanes dan la cifra real de parados en torno a los cuatro millones y medio: casi un 12% de la población activa desocupada. Maquillaje en la locomotora.

Por otro lado, la precariedad laboral ha crecido espectacularmente en el paraíso germano: en diez años, los sueldos se han reducido un 4,5%, mientras en el resto de Europa crecían. Entre 1995 y 2010, la gente que tenía un sueldo considerado bajo (un mileurista de allí, por así decirlo) subió del 15% al 25%. De los 400.00 nuevos empleos creados en 2010, la mitad son empleos precarios, y la tendencia se acentúa.

Mientras que en 2008 un 3,7% de los trabajadores alemanes tenían un segundo empleo, a finales de 2010 esa cifra llegaba al 15%. Y prueba de esa precariedad alemana es que el consumo interno se estanca: las exportaciones, que en 1990 representaban el 25% del PIB alemán, ahora llegan al 48%. La mayor proporción del mundo. Caminan entre rosas, pero rodeados de espinosos barrancos. Y si cae Portugal, y luego cae España...

Auf Wiedersehen, Europa? Tschüss, euro?

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