lunes, 4 de abril de 2011

La guerra más corta y la más larga

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Andamos estos días participando en la última guerrita que nuestros dirigentes han montado, esta vez en el Mediterráneo. Si os fijáis, es una guerra bastante atípica: no nos enseñan muertes ni heridos, sino solo gente con banderas celebrando algo y peña en jeeps yendo y viniendo. Algún tanque destruido, algún discursillo del Gaddafi... ¿Dónde está la sang i el fetge? ¿Dónde la épica? ¿Dónde el dolor, el sufrimiento, esas emociones que venden tan bien en la televisión? Si, al final, parecerá que somos políticamente correctos hasta en las guerras... Somos educados incluso en la barbarie.

Prueba de ello son las guerras documentadas de más y de menos duración. La guerra más corta, y la guerra más larga.
La guerra más corta duró 45 minutos. Sí, menos de una hora. Se produjo en el 27 de agosto de 1896, de 9 en punto a 10 menos cuarto, entre los países del Reino Unido y el Sultanato de Zanzíbar. Zanzíbar, antaño portuguesa, posteriormente de Omán, y después inglesa, es una isla que se sitúa en la costa de Tanzania (el nombre de Tanzania viene, a su vez, de la fusión de las colonias de Tanganika y Zanzíbar). Bueno, pues esta isla era extremadamente rica y un enclave comercial del Índico. O sea, que las potencias occidentales se la rifaban.

Los alemanes controlaban Tanganika y los ingleses tenían un trato de favor con el Sultán de Zanzíbar, pero la repentina muerte del Sultán fue el detonante del conflicto. Los británicos designaron a un heredero afín a sus intereses, pero un primo del fenecido sultán dio un golpe de estado y se quedó con el trono. Los ingleses vieron aquí la mano de los alemanes, pero en vez de pasar cuentas con los teutones, decidieron dar un ultimátum al sultán usurpador para que renunciara al trono. O exilio o guerra.

A las 9 horas del 27 de agosto, el ultimátum llegó a su fin, y los barcos ingleses comenzaron a bombardear el Palacio del Sultán. 45 minutos y 500 zanzibarianos muertos después, la bandera del Sultán dejó de ondear en el Palacio. El Usurpador pudo escaparse y se refugió en (tachán, tachán...) la embajada alemana. El heredero asignado por Gran Bertaña se sentó en el trono, y se firmó la paz.

No es la única historia curiosa sobre Zanzíbar: esta pequeña isla posee el récord de menor permanencia en las Naciones Unidas: 5 meses, desde diciembre de 1963 (cuando se independiza de Gran Bretaña) hasta abril de 1964 (al fusionarse con Tanganika).

La guerra más larga sucedió entre 1651 y 1986, es decir, 335 años, entre el Reino de los Países Bajos y las islas Sorlingas (no es broma, lo juro). Estas islas se sitúan al este de Cornualles, o Cornwall en inglés, una región inglesa). Se ve que, en 1651, en plena segunda guerra civil inglesa (cuando Oliver Cronwell hizo decapitar al rey inglés Carlos I, y se hizo con el control de la Commonwealth de Inglaterra, Escocia e Irlanda), los realistas tenían su último refugio en las islas Sorlingas. Cronwell controlaba todo el país, salvo esas islitas, bien protegidas por la Marina Real Inglesa y el Príncipe de Gales. Los Países Bajos se aliaron con los partidarios de Cronwell y declararon la guerra a los realistas ingleses; pero claro, no podían declarar la guerra a Inglaterra, pues eran aliados... Así que decidieron declarar la guerra a las islas Sorlingas.

Un mes después de que los holandeses declararan la guerra, las tropas de Cronwell forzaron a la Marina Real a rendirse. Los barcos holandeses se retiraron a su casa sin muertos ni heridos, y con los cañones limpios como una patena, y se olvidaron de declarar la paz.

En 1985, un historiador de las islas Sorlingas, revisando antiguos documentos, se dio cuenta de que, técnicamente, continuaban en guerra con Holanda. Escribió a la embajada holandesa en Londres para explicarles la situación, y éstos comprobaron que todo era cierto: jamás se había firmado la paz entre Holanda y las islas. El embajador holandés, en una cerimonia oficial en las islas Sorlingas, firmó la paz en nombre de Holanda con los representantes sorlingueses el 17 de abril de 1985, 335 años después. Este embajador, que era un cachondo, declaró que, para los habitantes de las islas Sorlingas, debía haber sido muy angustioso pensar que los holandeses podían atacar en cualquier momento.

Otro día hablaremos de la guerra entre Andorra y Alemania, que duró unos 40 años, y nadie se dio cuenta...

No hay comentarios:

Publicar un comentario