viernes, 29 de julio de 2011

Adiós, ZP

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Parece que definitivamente las elecciones generales se adelantarán casi cinco meses, y se celebrarán el 20 de noviembre (para regocijo de la memoria de Franco). Esta medida no es para nada una decisión económica sino más bien una decisión política. La economía requiere seguridad, estabilidad y tranquilidad, y los especuladores mercados y Europa desean un presidente mártir que ejecute las medidas económicas necesarias para redireccionar la economía. Además, y para muestra un botón portugués o griego, un cambio de gobierno no significa una mejora de la situación del país. Por ello, esta decisión es más política, y por dos motivos fundamentales:

El primero es que el último barón socialista (sin contar al lehendakari López) es andaluz, se llama Griñán y se aventura a un abismo electoral en las autonómicas andaluzas, previstas para Marzo. De hecho, los sondeos predicen una mayoría absoluta del Partido Popular de Javier Arenas. Una coincidencia con las generales no haría más que perjudicar las pobres expectativas electorales del PSOE en Andalucía, puesto que su electorado votaría más en clave nacional que no en clave autonómica.

En definitiva, y ante la insistencia de Zapatero de agotar la legislatura, el barón andaluz se rebela y aclara que, en caso de coincidencia en el tiempo de las dos elecciones, su campaña sería tan crítica con el gobierno Zapatero que casi, casi, casi significaría una ruptura entre el PSOE andaluz y el aparato del partido en Madrid.

El segundo motivo es la presión de Rubalcaba de celebrar la contienda electoral lo más pronto posible. Las encuestas indican que, de celebrarse hoy las elecciones, la derrota del PSOE sería clara, pero digna, mientras que cuanto más tiempo se espere, más minadas estarán las posibilidades de Rubalcaba a gobernar. Eso indica claramente que las próximas noticias económicas no van a ser buenas, y no se espera una sorpresa informativa relacionada con un abandono definitivo de las armas por parte de ETA.

Zapatero, por tanto, ya tiene fecha de caducidad. Ya sabemos cuándo se jubilará y qué papel ha jugado en estos casi ocho años de gobierno. Una primera legislatura que asombró al mundo (de izquierdas) con leyes como la del matrimonio homosexual, la retirada de Iraq, la política de igualdad, la ley de la dependencia… Es decir, cuatro primeros años de populismo y socialdemocracia extrema que encandilaron a los españoles e incluso a muchos de los periféricos. En cambio, los últimos cuatro años han sido un seguido de improvisaciones, de decisiones impopulares, de un rumbo sin sentido ni meta y de una lapidación de su imagen pública hasta mínimos propios de Aznar.

No creo que, en conjunto, haya sido un presidente nefasto, pero las crisis siempre pasan factura hasta al mejor gestor o mejor comediante, según el caso. Pero esta última decisión de adelantar las elecciones confirma que, ante la presión de su partido, no sabe ejercer labores de hombre de estado. Cuando una decisión se basa más en el bien de unas siglas que no en beneficio del conjunto del país, la persona pasa de gobernante a político, de valiente a calculador, de coherente a coyuntural. Esto era lo que el 15-M criticaba en sus inicios, y vemos que, de momento, todo sigue igual en la villa y corte de Madrid

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