lunes, 21 de febrero de 2011

La última victoria de Jordi Hereu

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

La última victoria de Jordi Hereu fue este sábado. Y no es porque, cronológicamente, sea la victoria más reciente (que también), sino porque no volverá jamás a conocer las mieles del triunfo, electoralmente hablando.
Hereu tot cofoi

Ganó el candidato estable, la continuidad del modelo agotado, el hombre antaño del partido, pero nunca nadie estuvo más solo en la victoria (que ya de por sí es solitaria) como lo pudo estar, este fin de semana, el alcalde Jordi Hereu. Él, hacedor de referendos diagonalizantes, proclamador de candidaturas olímpicamente hivernales, reconversor de ravales, adalid del civismo sostenible, pijo-progre simpaticón, sabe que su ocaso está cerca. Y lo peor es que es consciente (como cualquier ciudadano de a pie) que su rival, el realmente ridícul Xavier Trias, es peor candidato que él. Pero la democracia es la expresión exagerada de las pasiones más viscerales, y, ya puestos, no hay peor lacra que la estigmatización del fracaso.

Jordi Hereu, el osado, no cedió a las presiones del aparato socialista, que le exigían que dimitiese y no volviese a presentarse a la alcaldía. Jordi Hereu se negó, y dicen que se le vio por las calles barcelonesas exclamando: "¡Que vengan a sacarme!". El aparato (Iceta, Zaragoza y el alicaído Montilla) presentaron, matando dos pájaros de un tiro, a Tura como revulsivo. Bendecida también desde Madrid, la exalcadesa de Mollet, isultantemente desconocedora de Barcelona, quiso ambicionar el puesto. "Que vengan a sacarme", dijo Jordi. Y vinieron. Vino el aparato y vinieron los medios de comunicación a por Hereu, pero se lo encontraron atrincherado en su oficina, sabedor de que Barcelona es grande y que sólo él y sus afines controlan la Ciudad Condal. "¿Queréis primarias?. Recordad que juego en casa..." cuenta que dijo Jordi Hereu. Y, ya lo saben los amantes del fútbol, que jugar en casa es media victoria. Y ganó.

Pero la confrontación siempre es binaria, pues hay vencedores y vencidos: ¿quiénes son los perdedores?. En primer lugar, Montserrat Tura, que ya no le queda cargo importante al que optar, viendo que la Secretaría del PSC le está bastante vetada. Es ya un muerto por el camino, cosa que ya le va bien, indirectamente, al aparato. Pero este último también ha perdido. Su candidato ha sido derrotado (añadámosle también que el candidato del aparato en Sant Cugat del Vallés también ha sido perdido las primarias). En esta situación, un mal resultado en las municipales se los puede llevar a todos por delante: no podrán aferrarse al cargo del partido, sabedores que sus propios militantes les son reacios. Con todo, estoy convencido que, si Hereu pierde las elecciones, el aparato del partido dirá: "¿Véis como no era un buen candidato?". Y los mandaremos a freir espárragos.

Hereu i Montilla ja no són amics

Jordi Hereu, solo en su poltrona, se enorgullece de haber derrotado a sus propios camaradas, que urdieron tramas para desbancarlo, pero su satisfacción es efímera: la fecha de caducidad se sitúa en el 22 de Mayo. Allí, si hacemos caso a las encuestas (que últimamente no fallan), Trias arrasará con toda marca socialista, y conseguirá que, 33 años después, haya un cambio en la Ciudad Condal. ¿O tal vez no?

La ciudadanía, la masa, la gente, el colectivo,... es una entidad compleja. Nos causan simpatías las causas perdidas, los rebeldes, las víctimas de conjuras. Y Jordi Hereu, si juega bien sus (recién barajadas) cartas, puede apelar a este sentimiento grupal para erigirse como víctima de una campaña de su propio partido para destronarle: sólo esta última maniobra, totalmente suicida, puede dejarle opciones a la reelección. A los catalanes siempre nos ha gustado mucho ese refrán que dice: de fora vingueren i de casa ens tragueren... Lástima, Jordi, que el ayuntamiento no sea ca teva.

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