lunes, 21 de marzo de 2011

Los Cornetas del Apocalipsis

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Los Cornetas del Apocalipsis es un libro del periodista José María Izquierdo donde (re)trata las lindeces que esa parte (de la derecha) del periodismo madrileño dedica a amigos, enemigos, contrarios y propios. El autor elabora Las Cornetas a base de un refinado y selectivo canibalismo (como yo) de los artículos de la llamada caverna mediática, pero no solo copia, sino que reflexiona sobre los motivos de fondo y las contradicciones que (de)muestran Carlos Dávila, Jiménez Losantos, Isabel San Sebastián, César Vidal...

El título es acertado, pues los cornetas son los que anuncian la venida de los jinetes, los verdaderos destructores del orden conocido. Estos periodistas, enconados en la mas rancia y (tal vez) fascista derechona, se rasgan las vestiduras y se arañan los ojos, entre gritos e insultos, sobre el fin del mundo bajo mandato progresista, y lanzan al mundo sus viliosas medicinas para curar la sociedad. Somos, más que nunca, como los Estados Unidos: un bipartidismo polarizado, una sociedad anestesiada y permeable a mensajes contundentemente acusadores, y una derecha belicosa y rabiosa, como un lobo hambriento, como un loco harapiento.

Dijo Ana Morgade en el APM?, sobre la caverna mediática deportiva, que no es que haya dos bandos, es que solo hay un bando que insulta, y el resto estamos flipando.

Portada de El Mundo, cuando el Parlament prohibió las corridas de toros. Ganaron los animales...

Pues, navegantes, no vamos a decubrir ahora las conexiones entre la caverna mediática política y deportiva, pero tal vez ya es hora de ponerlas en el mismo bando, en el mismo saco. Hoy, Relaño y Losantos, Roncero y San Sebastián, son parte del mismo ariete falsario, son cornetas del apocalipsis, anunciadores del fin del mundo veraz y saludadores de una nueva sociedad manipulada.

El autor, José María Izquierdo, se autodefine como catador de alimentos, como antaño se hacía con emperadores romanos y papas medievales, para determinar si existen venenos o derivados, y si no fuera el caso, presentar los manjares a quienes fueran a comerlos. Dice el autor que él ya está inmunizado a los venenos de la derecha, y que no tiene riesgo alguno para su salud sumergirse en tales lodos.
Pero el libro es el protagonista, y aunque no me lo leeré (tengo las digestiones pesadas, y el estómago delicado), recomiendo una lectura rápida (para evitar intoxicaciones) si alguna vez cae en vuestras manos, u os perdéis deambulantes por alguna librería tipo FNAC.

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