miércoles, 20 de octubre de 2010

Plantes ficticios I: Vulcano

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Hoy vamos a iniciar una saga de artículos relacionados con la planetología, en especial, de los planetas o planetoides que se pensó que existían pero jamás existieron; es decir, de los errores de los astrónomos durante sus investigaciones (qué gracia nos hacen los errores ajenos, los deslices del prójimo, los faltas del vecino...)

Hablaremos, pues, de un investigador francés y su hipótesis de un planeta entre Mercurio y el Sol.

Urban Le Verrier, científico normando, comenzó a estudiar las desviaciones en la órbita de Urano respecto a la órbita que debería tener según las leyes físicas, y predijo que tales desviaciones eran fruto de la presencia de otro planeta, calculando con gran precisión cuál debía ser su posición; así hizo que se descubriera Neptuno.

Este francés, habiendo triunfado con Neptuno, propuso la misma solución a las desviaciones observadas en la órbita de Mercurio, y pensó que, si existía un planeta que alterara a Mercurio, éste debía estar ligeremente más cerca del Sol, y sólo se le podría ver al transitar por delante del Sol, o en un eclipse total. Además, pensó que, estando tan cercano al Sol, debía ser un auténtico infierno de calor; por ello lo llamó Vulcano, en honor al Dios de las Fraguas (y no en honor al planeta del Dr. Spock, trekis malpensados!).

En 1859, un astrónomo aficionado, Lescarbault, se carteó con Le Verrier, informándole de que había observado una mancha negra circular en el Sol, parecido a un planeta pasando por delante del astro. Lescarbault le indicó que, durante la hora y cuarto que había estado visualizando, pudo estimar tanto su inclinación orbital, su excentricidad, su tiempo de tránsito por el Sol. Le Verrier, con estos datos, tasó este "planetoide" con una masa casi veinte veces inferior a Mercurio, masa que no podía justificar las desviaciones de la órbita, aunque se consoló pensando que "Vulcano" no era más que el mayor de los miembros que conformaban un hipotético cinturón de asteroides intra-mercuriano.

Un año después, y durante un eclipse de Sol, Le Verrier, director del Observatorio de París, pidió a toda Francia que buscara a "Vulcano", pero nadie tuvo suerte. Una década y media después, ante ninguna observación clara, Le Verrier se desesperaba. De pronto, un astrónomo alemán apellidado Weber descubrió unas manchas solares circulares cuyas características se ajustaban a los cálculos de Le Verrier sobre "Vulcano". Y no sólo el alemán había observado ese punto circular, sino que también lo fue por toda Europa.

En 1878, un año después de la muerte de Le Verrier, varios astrónomos vieron no uno sino dos discos circulares, suponiendo entonces la existencia de dos planetas intra-mercurianos, pero ninguno de ellos casaban con los cálculos de Le Verrier. Y nunca más se volvió a ver evidencia alguna de la existencia de "Vulcano".

Fue con Einstein, cuando publicó su Teoría de la Relatividad, que se pudo explicar las desviaciones de Mercurio sin necesidad de la existencia de entes planetarios que le afectasen la órbita. En 1929, un astrónomo alemán, durante un eclipse de Sol en Sumatra, fotografió la estrella en búsqueda exhaustiva de manchas "vulcanianas", pero no encontró absolutamente nada.

¿Qué vieron, durante décadas, estos astrónomos? Quién sabe; pequeños cometas que pasaban por el Sol, asteroides cercanos a la Tierra, desajustes de las lentes telescópicas... Le Verrier se quedó sin su planeta, pero, a cambio, llevan su nombre un cráter de la Luna, otro de Marte, un anillo de Neptuno, y un Asteroide. Le Verrier es uno de los 72 científicos ilustres que tienen el honor de tener su nombre inscrito en la Torre Eiffel. Su memoria yace rodeada de Fourier, Laplace, Lagrange, Fresnel, Coulomb, Poisson, Legendre, Gay-Lussac...

No hay comentarios:

Publicar un comentario