domingo, 19 de diciembre de 2010

Derbi Metropolitano

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Ayer se disputó el derbi catalán. Por fin, después de muchos años, el Barça pudo profanar el santuario perico. Ese templo del fútbol construido en la modernidad, con unas luces de neón que a las mentes más calenturientas les recuerdan a un puticlub, un estadio hecho, a propósito, para ser una encerrona a los equipos rivales, una constante olla de presión.

El Espanyol planteó un partido intenso, quiso disputar la pelota al Bará en todo momento, pero se obsesionó demasiado en bloquear a Messi. El Barça, este Barça, es más que Messi. Si el Espanyol bloqueba el centro del campo, los culés hacían subir a los laterales para superar en número en la zona de control perica. Si el Espanyol intentaba buscar a su referente en la delantera a base de pases largos verticales, los centrales del barça no tenían ningún problema en replegarse (algo do lo que el Barça pocas veces hace, pues le gusta tener su línea de defensa lo más alejada posible de su portería).

El Espanyol renunció a su juego para contrarrestar al Barça; fue, pues, un equipo dúctil. Pero el Barça no se quedó atrás: si Messi no chuta, asiste. Si a Pedro o a Villa no se les cubre, chutan. Si presionan la salida de la pelota, los centrales se abren, los medios bajan y los delanteros buscan espacios, en un movimiento tan perfecto como imparable. El Barça, más que dúctil, es flexible.

Aunque no mostró su fútbol más espléndido, el Barça tuvo infinidad de oportunidades. Y no porque el Espanyol jugará mal, al contrario. No fue el juguete roto que demostró ser el Madrid, ni los blandos y perdidos donostiarras. Quiso el perico, y lo intentó, pero no pudo. Doloroso correctivo a las aspiraciones de champions del Espanyol.

Hoy no sirve el villarato, ni los penaltis injustos, ni los fuera de juegos dudosos. Hoy solo sirve el resultado, que ha sido claro y justo. Por primera vez, el Barça le ha metido cinco goles en el campo del Espanyol, y a pesar de ello, uno de los jugadores culés ha sido aclamado antes, durante y después del partido, fuese por la razón que fuese. Además, la relación entre directivas, entrenadores y jugadores rivales es mejor que nunca. ¿Algo está cambiando en Cornellà - El Prat? ¿Puede que el odio visceral hacia el Barça esté disminuyendo? Si entran en Champions, y comienzan a ganar dinero y prestigio, ¿dejarán de llamar al Barça "Far$a", en claro ejemplo de complejo de inferioridad y envidia? ¿No se inventarán eslógans sobre la fuerza de su sentimiento para contrarrestar el més que un club? ¿Reconocerán el mérito culé de sacar de la cantera (y no de la cartera) a tres finalistas al balón de oro? ¿Se alegrarán de las victorias culés en Europa, como algunos culés se alegran de las victorias del Espanyol, siempre que no sean contra el Barça?

Mira que llego a ser ingenuo...

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