viernes, 28 de octubre de 2011

Porque A no es B

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

El otro día (me) discutí con una chica, asturiana ella, por el tema del catalán. La verdad es que le entré al trapo, cual toro resoplando ,en cuanto soltó una frase, tristemente típica pero que (yo creía que) estaba en desuso: “Aquí (en Catalunya) solo se debería hablar español”.

Dejando de lado su afirmación, no es la primera vez que intuyo un fuerte nacionalismo español en gente proveniente de Asturias. Por lo que he podido ver, y quizás me equivoque, los asturianos sienten un profundo amor por su tierra, por Asturias, por su patria chica. Sin embargo, este sentimiento es completamente compatible con una estima igual de intensa hacia España.

Para clarificar esta reflexión, es la misma situación que me sucede a mí con L’Hospitalet y Catalunya: es un conjunto que forma parte indiscutiblemente de otro conjunto mayor. Un hospitalense es por definición ciudadano catalán. Por la misma razón, un asturiano es ciudadano español.
 

En la imagen anterior, A es Asturias y B es España. O lo queviene a ser lo mismo, A es L’Hospitalet y B es Catalunya.

Aquí un lector mesetario podrá alegar que lo mismo se podría aplicar a Catalunya y España. Pero yo, que soy de()formación de ciencias, aplico las matemáticas de conjuntos y digo que no, que no es lo mismo, por una sencilla razón matemática: el conjunto Catalunya no está exclusivamente integrado en el conjunto España. El conjunto catalán se extiende desde el Ebro hasta más allá de los Pirineos, o ¿es que un catalán del norte no se puede sentir catalán? Y este catalán del norte, ¿es catalán y, por tanto, español? Pues no, obviamente.
En la imagen anterior, A es Catalunya y B es España. La intersección de ambas es la Catalunya española.

Volviendo con los asturianos, ellos tienen muy claro que se puede ser asturiano de pura cepa y español puro y duro, y ven como una anomalía, un capricho catalán, que nosotros no creamos que hay una relación tan clara entre Catalunya y España. ¿Las razones? Históricas, políticas, sociales, y un largo etcétera.

Históricas, porque la gran mayoría de guerras en las que han tenido que luchar generaciones de catalanes han sido, o contra Castilla, o contra Francia. Además, porque España se ha construido sobre una base sólida y uniformemente castellana, que no ha incluido otras sensibilidades nacionales (como sí sucede en Suiza, Bélgica o Canadá) o no las ha respetado y diferenciado suficientemente (como sí sucede en el Reino Unido, entre Inglaterra, Escocia y Gales).

Políticas, porque desde la Primera República (allá por el 1870) no ha habido ni un solo Presidente del Gobierno español que fuera catalán, siendo como somos un 18% de la población y casi un 25% del PIB. Porque cualquier partido catalán (que no necesariamente catalanista) ha sido visto desde siempre como un partido extraño y sospechoso de separatismo. Porque da la impresión de que cualquier idea que provenga de Catalunya es nociva y contraria a España.

Sociales, porque jamás se ha hecho nada para defender la cultura catalana desde España. Porque el Instituto Cervantes, pagado por todos, solo defiende el castellano. Porque las tradiciones españolas siempre han sido las castellanas, las andaluzas, las manchegas, las madrileñas, las asturianas, las aragonesas, pero nunca las catalanas. Por cosas como esta o esta o esta.



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