miércoles, 5 de octubre de 2011

Que peten los griegos

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

De nuevo a las andadas.

Durante estos últimos días, parece que estamos viviendo lo que muchos (yo incluido) no hubiéramos llegado a imaginar jamás: estamos dejando caer a Grecia. “Que peten los griegos”, es la consigna franco-alemana. Y la dejan mecerse a merced de los mercados, que la zarandean y vilipendian igual que de si un país tercermundista y dictatorial se tratara.

Felipe González, que cuanto más tiempo pasa más prestigio gana (más por demérito de Aznar y de Zapatero que por mérito suyo), alertó en una reciente entrevista sobre tres hechos significativos. El primero es que Merkel y Sarkozy se están cargando lo que durante los años 80 y 90 construyeron Mitterrand, Kohl, Major y González mismo: la Europa Unida. La segunda es que el apoyo español fue decisivo para que la UE no pusiera trabas a la unificación e integración alemana, y que ahora deberíamos habernos cobrado este favor.

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La tercera, mucho más escandalosa, es que el PIB griego representa el 2% del total europeo, que no es ni la mitad de lo que germanos y franceses inyectaron a sus respectivos bancos. Una Europa unida, realmente unida, hubiera preferido asistir a un país hermano tocado de muerte que no apuntalar a los sistemas bancarios más fuertes de la eurozona. Pero Europa, hoy por hoy, no es Unida. Cada cual en su casa, y Alemania en la de todos.

A Grecia solo le queda recortar más y más, paracapricho alemán, y esperar que sus futuras medidas sean del agrado de la Merkel. Y pensar que, en su momento, Grecia perdonó generosamente las indemnizaciones de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial…

¿Y cómo podemos justificar una Europa unida eigualitaria, cuando en las regiones pobres se recortan servicios sociales mientras que en las ricas se mantienen? Algún alemán podrá alegar: “Bueno, es que en Grecia se falsearon las cuentas públicas, y en el sur de Europa hay una mala gestión. Primero que arreglen eso, y luego ya veremos…”

Primeramente, Haití, uno de los países más pobres y corruptos de América, ha recibido miles de millones de euros en ayudas y se les ha condonado parte de su deuda. ¿No merecen el mismo trato los griegos, o es que deben esperar a que un terremoto asole su país? Si a Grecia le acucia una deuda enorme, ¿no pueden condonar parte de esta deuda, como se hace con los países del tercer mundo? ¿O es que, como siempre, hay algo más?

¿A quién interesa que Grecia, obligada por mercados e instituciones y ante la imposibilidad de pagar su deuda, deba abandonar el euro? Sin duda, a Alemania. Una Grecia fuera de la eurozona comportaría que losbancos helenos serían más débiles de lo que son hoy y, por consiguiente, los ahorros griegos huirían en estampida para salvaguardar su seguridad. ¿Haciadónde? Pues a bancos alemanes, por supuesto. Además, un euro sin el lastre de países como Grecia rápidamente encarecería su valor: ideal para ganar más dinero con las exportaciones alemanas. Negocio redondo. Así, hasta un europeísta convencido como yo comienza a tener dudas sobre el proyecto europeo.

PS: Recordaréis que comenté que el Reino Unidoe staba igual de mal que España, pero que, al contar con su propia moneda, podían tener un control más estricto de su política económica. Recientemente, David Cameron, el Premier británico, declaró que menos mal que su país no se integró en la eurozona. El problema, como siempre, es que el euro se concibió como un nuevo marco. Alemán, por supuesto.

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