miércoles, 28 de julio de 2010

A toro pasado

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Definitivamente, los toros han sido prohibidos en Catalunya, aunque tal prohibición no entrará en vigor hasta el primer día de 2012.

No negaré que me ha producido cierta satisfacción, aunque el mecanismo no sea de mi gusto. Quisiera haber podido ver cómo la "fiesta nacional" moría por sí sola, fruto de la madurez de la sociedad y de la comprensión de que cualquier maltrato es sinónimo de barbarie. Ahora se han prohibido los toros, pero aún hay gente que se declara ferviente partidaria del toreo. No se ha hecho nada que beneficie a la evolución social del colectivo.

Hace unos dos siglos, se prohibió el ajusticiamiento público de reos condenados a muerte. En esa época, era un espectáculo multitudinario: la gente se reunía en la plaza del cadalso para ver cómo el verdugo ejecutaba la sentencia capital. ¿Acabo eso con la pena de muerte? No, sólo se limitó su uso a lo estrictamente judicial, eliminando ese componente morboso-sádico que habita en cada uno de nosotros. Hoy aún está vigente la pena de muerte en España, aunque sólo aplicable en caso de estado de guerra. Y hoy aún una gran mayoría de la sociedad española (y, sí, catalana) vería de buen grado la reinstauración de la pena capital. ¿Avanzó la sociedad con la prohibición de la pena de muerte, ya en plena democracia? No. Sólo se tapó, se enterró el sentimiento popular bajo la alfombra de la legislación.

Tal vez deberíamos preguntarnos porqué prohibir y porqué no educar. La razón es llana: es más sencillo prohibir que educar. Más rápido. Más económico. Porque, ¿somos, como masa borreguil, como colectivo socializado, como tribu primitiva, más civilizados que nuestros antepasados? ¿Hemos eliminado los hurtos, los robos, los asesinatos, los maltratos...? ¿Los eliminaremos algún día? ¿A base de prohibiciones? Deprime dar respuesta a tales preguntas: el desánimo de ver que no progresamos hunde al individuo progresista. Se plantea si la democracia es el vehículo para una mejor civilización.

No habramos aún la caja de Pandora, porque estaba vez no quedará ni la esperanza.

Homo homini lupus.


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