martes, 20 de julio de 2010

Burka, o los ojos que no quieren ver


Hola Lector(es) y/o Lectora(s)

Ante todo, presento de entrada mi supina ignorancia sobre las costumbres musulmanas. No me he leído el Corán (ni tan solo me he leído la Biblia entera, sólo los pasajes del Apocalípsis, que son como un relato de Stephen King pero a lo antiguo... caga mucho, os lo advierto...), ni sé distinguir entre chiítas y sunitas, ni nunca recuerdo si son los islámicos o los judíos quienes no comen cerdo... ¡como para opinar del burka!

El conflicto se origina, en nuestro pequeño rincón del (in)mundo, cuando algunos ayuntamientos prohiben el burka o niqab en espacios públicos (es decir, en dependencias municipales), todo ello a caballo, o a remolque, de lo que hacen nuestros vecinos franceses, que llevan tiempo debatiéndolo, y prohibiéndolo, todo sea dicho. (sí, amigo(s), siempre vamos atrasadillos con respecto a los conciudadanos de más allá de los Pirineos, es un jitter que jamás reduciremos).

¿Qué queréis que os diga? A mí, cualquier prohibición me horroriza. No es sino un fracaso de la educación social, de un incumplimiento tácito de las normas abstractas establecidas, de un recorte de las libertades colectivas. Cuando el legislador ha de legislar un tema en concreto es porque hay algo que no funciona. Además, a mi siempre me explicaron que una ley que no sea generalizada, que sea particularista, hecha ex profeso, tiene parte o todo de ley injusta. Es como hacer una ley que diga "Prohibido matar a fulanito". Oiga, ¿y los otros? ¿No sería mejor decir "Prohibido matar"?. Pues tres cuartos pasa con el burka. En vez de decir, por ejemplo, "queda prohibida cualquier vestimenta o similar que tape completamente el rostro de una persona, dificultando su fácil identificación si procediese", se impone "queda prohibida el burka y el niqab".

Pero claro, lo que molesta no es que vayan tapadas, estas mujeres; lo que molesta es que lo hagan por su religión (o tradición, porque después de cientos de años es lo que queda). Cierta gente (o la mayoría, visto lo visto) prohibiría el burka, aunque las mujeres que lo vistiesen llevaran pegada una fotocopia del DNI tamaño A3 en su pecho.

Leí no hace mucho que en los aeropuertos de Japón, cuando una mujer con burka o similar debe ser identificada en los arcos de seguridad, viene una mujer del equivalente nipón de Prosegur, se la lleva aparte, le pide que se levante levemente el velo, y comprueba su identidad. Nadie arma ningún escándalo, simplemente respetan una tradición, aunque no la compartan. Hilando temas, tengo entendido que a los japoneses les desagrada el contacto físico con otras personas. ¿Debemos obligar a los japoneses que residen en nuestro país a que mantegan contacto físico con nosotros, por el simple hecho de que sus costumbres no son acordes a las nuestras? ¿Por qué nadie plantea este debate?

Estoy de acuerdo (faltaría más!) con los argumentos que sostienen que el burka jamás debe ser impuesto a una mujer, sino que debe ser una elección libre. Es difícil de controlar esto, a no ser que la misma mujer denuncie al marido o familia que le obliga a llevarlo. Si aún hay maltratadas que no denuncian a sus maltratadores...

Estoy de acuerdo que verle los ojos a una persona hace mejor la comunación. Pero disiento de quienes quieren prohibir el uso del burka, y más en espacios públicos o en la calle. No veo más que persecución contra una religión, manía a lo diferente, incomprensión e imposición. Nadie quiere prohibir el uso de gafas de sol en sitios cerrados, ¿verdad? Ni de gorras, ni del velo de las monjas (o de las novias cuando se casan), ni de los sombreros o pamelas, ni de las mantillas. ¿Por qué el burka sí?

Ojos que no quieren ver los ojos que no pueden ver.

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