martes, 14 de septiembre de 2010

Hoy, Los Tudor

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Lo confieso; estoy enganchado a Los Tudor. Deseo con todas mis fuerzas que llegue el jueves para verlo en la TVE1. Se ha convertido en el día más esperado de la semana (más que el viernes!), porque, oye, es un lujazo poder ver dos capítulos del tirón sin anuncios de por medio. Sí, lo sé, alguno me aconsejará que me los baje o los vea en streaming... ¿pero no se añora aquella semana de stand-by desquiciante y el posterior deleite que siente uno cuando ve su serie favorita tras días de espera? Es igual que en verano, que uno desea meterse en el agua, sea playa o piscina, pero debe esperarse dos horitas después de comer para hacer bién la digestión. (Todo el mundo sabe que eso de las dos horas son collonadas, leyendas urbanas, pero no hay ni Diós que se atreva a no respetarlo. Y cuando se las salta, siempre le queda una mezcla entre satisfacción por romper las normas y acojone por si a uno le da un telele)

Bueno, al tema. Los Tudor mezcla sexo, politiqueo, historia, intriga, conspiraciones, religión... lo tiene todo! Por si alguien el nombre de la dinastía inglesa le suena a chino mandarín del este de Cantón, decirle que los Tudor, todos ellos, cambiaron el devenir de Inglaterra y, si un caso, del resto de Europa.

A principios del siglo XVI, Inglaterra aún conservaba algunas posesiones en Francia de cuando la Guerra de los Cien Años (que ni fue una guerra sola, ni fueron cien años...). Enrique VIII accede joven al trono, y se casa con la esposa viuda de su hermano, Catalina de Aragón (Hija de los Reyes Católicos, tía del Emperador Carlos Quinto). Pero, Enrique, un auténtico mujeriego, pronto la desprecia y abandona, en parte también porque no es capaz de darle un heredero varón. Y aparece Ana Bolena.

Enrique VIII pide al Papa que anule su matrimonio con Catalina, pero el Santo Padre se opone. El monarca inglés rompe entonces con la Iglesia Católica, y se hace reconocer como jefe eclesiástico de Inglaterra. Nace, pues, el anglicanismo. Es curioso como Enrique, ante la difusión de la reforma protestante, se alinea rápidamente con el Papa, pero años después, rompe con él por el simple hecho de querer casarse con su amante...

Lo bueno de los Tudor es que sabes qué pasará. Ahora, Ana Bolena, Reina de Inglaterra, está a punto de caer en desgracia (mejor dicho, está a punto de perder la cabeza), y será substituida por la siguiente mujer de Enrique, Jane Seymour... Bueno, no quiero ni aburrir a los durmientes ni desvelar nada que la historia haya hecho... Sólo deciros que, si alguna vez tenéis ocasión, vedla. No se hacen muchas series o películas donde el Rey Inglés se muera de miedo cada vez que le nombran al Rey de España, el Emperador... Se tiene que aprovechar!

Esto me hace recordar, hace bastantes años, cuando una niebla intensa cortó toda comunicación marítima entre Gran Bretaña y Europa. Los rotativos ingleses titularon: "El continente ha quedado aislado". Peculiares, estos guiris...

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