jueves, 30 de septiembre de 2010

Vaga(ncia) general II

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Parece que la huelga general ha cosechado un enorme éxito, aun más por presión que por convicción. Los huelguistas, haciendo uso de su constitucional derecho, han sabido encauzar las inquietudes y frustaciones ante la crisis económica de los ciudadanos de nuestro país.

Aunque, a mi parecer, esta huelga es por una reforma laboral vigente, aprobada y en aplicación, está convocada por unos sindicatos que arrastran su descrédito y muestran aún más la desafección ciudadana, y, para más inri, esgrimen argumentos propios de la lucha de clases de la Rusia post-zarista. Pero están en su derecho, y lo defiendo a ultranza.

Lo que, por descontado, no puede ser tolerado por nadie, es ese engendro fascista, violento, llamado piquete informativo. En una sociedad donde la sobreinformación es la norma, principalmente por los numerosos medios de (in)comunicación, pero sobre todo por el conglomerado de redes que es Internet, llamar a esos violadores de derechos "piquetes informativos" me parece del género tonto. Tontos nosotros, por supuesto, que lo consentimos.

Cualquiera podrá ver hoy, en los noticiarios, las imágenes de esos cachorros de Goebbels obligando violentamente a comerciantes, transportistas y consumidores a cerrar tiendas y establecimientos, bloqueando accesos y cortando carreteras. Ellos, que intentan protestar por el recorte de derechos (privilegios, en algunos casos...), defecan vilmente en los derechos de los demás.

Y digo yo: a un trabajador autónomo, ¿qué le importa a él la reforma laboral? ¿Le incumbe? ¿Le afecta? Pues, ¿por qué debe ser obligado a no trabajar? ¿Quién le devuelve el dinero que pierde ese día? ¿Los sindicatos? Son ganas de joder la marrana, con perdón, de fastidiar al personal: "si a mí me quitan derechos laborales, tú hoy no haces negocio". Y, tan panchos, se llenan la boca de libertad y justicia social, cuando los primeros en pisotearla son ellos mismos.

¿Quién puede coaccionar con destrozar su comercio a un tendero si no lo cierra de inmediato, y librarse impunemente de ello? ¿Quién puede insultar y presionar a sus propios compañeros de trabajo que deciden libremente ejercer su derecho a trabajar, pero no por tales acciones (ni por otras) pueden ser despedidos? Los piquetes.

¿Esto es justicia social? Por el bien de la sociedad, incluidos los sindicatos, los piquetes deberían ser erradicados. Pero mala hierba nunca muere...

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