lunes, 30 de agosto de 2010

El cainismo indepe, o cómo Jan no quiere Carretero y manta

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

En este solar patrio, en la amplia península, se practica un deporte (verdadera fiesta nacional) que consiste en matar al propio hermano. A veces, esta muerte es literal, otras, como la que nos ocupa, es figurada. En nuestro gran(dilocuente) país es tradición milenaria, ante una largo viaje, confluir en los fines, incluso en los medios, pero discrepar en los caminos y en los conductores. Ya pasó en la I República Española, en la II, en la Restauración, en la Guerra de Cuba, en la Guerra Civil (en uno y otro bando, incluso en el tercer bando, que era mayoritario)...

En casa nuestra, en el pequeño Principado, tenemos también lo nuestro, como buenos hijos ibéricos. Se hizo en su día con Solidaritat Catalana, que duró viva unos 15 minutos después de golear en las elecciones a Cortes, y se ha hecho de nuevo en las filas, mayoritarias, del independentismo catalán.

Hoy existen tres grandes partidos con vocación independentista, a saber: ERC, el único partido parlamentario, asambleísta (dicen) e izquierdista. Reagrupament, los rebeldes republicanos que se escindieron con vocación de crear una gran coalición independentista sin signo político definido (curioso lo de escindirse para crear algo mayor, verdad?). Y, por último, el neonato Solidaritat per la Independència, de Jan Laporta (y Rijkaard fuma...), Uriel Bertran (ex-ERC) y Alfons López Tena (ex-CDC, hombre fuerte de las Consultas populares, jurista... ojito con este hombre, que tiene bastante recorrido, y aún le queda más).

Bueno, una vez presentadas (hola, encantado...) las opciones, cabe decir que, desde el primer día de verano, los señores Carretero y Laporta, gallos de sus respectivos corrales, han intentado arrejuntarse para sumar en pro de la causa común. Pero parece, maldito cainismo, que no, que no se ajuntan, que son amiguetes y se quieren en demasía, pero que, oye, no les gusta ir en el mismo coche. Porque dicen las (malas) lenguas reagrupadas que el querido Jan quiere que todos vayan en su furgoneta, y el Carretero se niega, que dice que tiene coche propio, y que sea el Laporta con su truppe quienes se vengan al asiento de atrás.

Pues, qué queréis que os diga, a mí me hace gracia. Y me entristece. Tanto que se quieren al país, pero nada, nadie quiere bajarse del burro, todos amorrados a su insignificante poltrona de poder. Nadie cede para un fin común. Y eso que no he hablado de ERC, que estos sí que se apoltronan y, para más inri, practican el tiro al blanco (cámbiese "blanco" por "líder" y "tiro" por "asesinato con desmembramiento y posterior lanzamiento de sus partes a la masa para que las devoren con ansia y gula"). Porque Barrera se cargó a Tarradellas, Colom a Barrera, Carod-Rovira a Colom, y Puigcercós al Josep-Lluís. ¿Qué te hace pensar, Joan, que no te harán lo mismo? Como reyes visigodos... si, es que, nos viene de antiguo.

En definitiva, la división del independentismo (pronostico) hará que se pierda la (única?) oportunidad para caminar solitos. Y todo, por los egos y los cetros de los que (presumen) nos quieren gobernar. Por muy nobles que sean sus objetivos.

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