jueves, 4 de noviembre de 2010

La deriva popular

Hola Lector(es) y/o Lectora(s),

Ha empezado la precampaña de cara a las autonómicas, si es que alguna vez dejan los partidos de estar en precampaña, y parece que ya van tomando posiciones de salida, intentando arañar todos los votos posibles, sobretodo aquellos votos que no engrosarán la abstención (que, dicho sea de paso, calculo que será la primera vez en que la abstención supere al número de votantes).

CiU promete poco, viendo su victoria segura, y más que nada porque no será legislatura de promesas, sino de severos recortes; obviamente, no hablarán de subidas de impuestos ni de menguas de prestaciones sociales, aunque todo Dios (ateo o no) sabe que es lo que tocará comernos. El PSC, siguiendo la línea electoral de las últimas contiendas ("si no vas, ellos vuelven..."), habla ahora de "Artur Mas de lo mismo", que, lejos de ser un juego de palabras ingenioso, refleja que su programa no es nada más que un anti-algo (en las generales, anti-PP, en las autonómicas, anti-CiU, y en las europeas, anti-UE, puesto que los únicos gobiernos de izquierdas que quedan en Europa son Grecia, Portugal y España, casualmente, los países con más riesgo de ser intervenidos por el directorio franco-alemán).

ERC, como en cada cita electoral, juega con la equidistancia, y somete su futuro apoyo a aquel partido que convoque un referéndum de autodeterminación, creyendo que el electorado es tonto, y que a ellos no se les ve plumero alguno. Mientras, ICV no se mueve ni un ápice, y si lo hace, siempre será, como mucho, en bici(ng).

Pero lo que más me preocupa es la deriva del PP. Su estrategia se basa en dos pilares muy claramente polémicos; la lengua y la inmigración. Teme que partidos como Plataforma per Catalunya (¿por qué aún es legal este partido?) o Ciutadans y UPyD rasquen de su electorado por motivos de radicalidad en inmigración, unos, y lingüísticos, otros. Percar en río seco suele acabar en cesto vacío, pero allá ellos...

En el tema lingüístico, su radicalización viene abalada por el TC (aviso para navegantes; el verdadero recorte del Estatut empieza ahora, revisando todas y cada una de las leyes aprobadas desde la transición, que no concuerden exactamente con el espíritu y letra dictada por el TC. Cuando se (re)tocan las reglas de juego, el arbitraje se hace retroactivamente). No importa que haya leyes o normativas aprobadas con el beneplácito del PP; ahora recurrirán a los Tribunales cualquier texto que no se adecúe a los postulados bilingüistas mesetarios. Poco falta para que el PP cuestione el modelo de normalización lingüística en la educación, y se revise judicialmente, con el precendente del recorte del Estatut, que sea o no el catalán la lengua vehicular de la enseñanza.

Cualquiera diría, ante tales movimientos tácticos populares, que el catalán goza de muy buena salud, y es el castellano quien peligra. Pero se les ve de lejos, porque aquellos que exigen y defienden un bilingüismo total e igualitario, sean monolingües, y además, de la lengua dominante. Y chocante también es que, a pesar de su bilingüismo, se nieguen en redondo a cualquier forma dual idiomática en el resto de España. ¿Se puede hablar castellano en el Parlament, pero no catalán en el Congreso, por ejemplo?

Hasta aquí, todo ello forma parte de las diversas opiniones que enriquecen el juego democrático; podemos estar más o menos de acuerdo, pero respetamos al contrario. Donde se entra en pantanos, barrizales y ciénagas putrefactas, auténtico estercolero de la democracia, es con el tema de la inmigración. Siguiendo el camino del pionero de Badalona, el concejal del PP García Albiol, los populares de Catalunya comienzan a mezclar, peligrosamente, delincuencia con inmigración, cual Sarkozy periférico, o LePen frustrado.

Aquí, cualquier demócrata deber plantarse; cualquier conducta ligeramente sospechosa de xenófoba debe ser repudiada y condenada, y más si ésta proviene de un partido con vocación de gobierno, aunque en Catalunya pase por ser un partido marginal (que no marginado, que eso se lo hacen solos).

Hilando los dos temas principales, y sin ánimo de ofender(me), ¿alguien ha sido, desgraciadamente, víctima de un atraco? Si la respuesta es afirmativa, ¿en qué idioma fue atracado?... Nadie, en su sano juicio, intentaría ligar a los hispanohablantes con la delincuencia, ¿verdad? Reflexionemos sobre esta maldad mía...

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